Dirección:
En fiestas y celebraciones religiosas, se conservan aún algunas costumbres primitivas desarrollándose prácticas supersticiosas indígenas.
Se destacan las tradicionales fiestas del Milagro que culminan con una multitudinaria procesión el 15 de septiembre, y el Día de la Cruz, que se festeja el primer domingo de mayo y se caracteriza por la noche en vela que pasan numerosos promesantes en el cerro San Bernardo, donde se mantiene iluminada la cruz de su nombre.
CARNAVAL CALCHAQUI:
En los Valles Calchaquíes se festeja el carnaval con mucha sencillez; grupos de hombres y mujeres provistos de bombos y cajas (tamboriles), precedidos por banderas de colores, se dirigen de casa en casa a cantar "el carnaval" (especie de vidalita). Los versos se cambian todos los años y siempre son de la misma construcción. La música es de ritmo cadencioso, que se acompaña golpeando la caja.
El jueves inmediato a la iniciación del carnaval se celebra el topamiento de las comadres, bajo los arcos del "tincunaco" y en medio de una profusión de farolitos, serpentinas, banderines, ramitos de flores y albahaca, acompañado de guitarras, violines, cajas y bombos.
CASAMIENTO EN IRUYA:
El matrimonio entre los aborígenes se celebra luego del "ayuntamiento a prueba" o comprobación de la fertilidad de los contrayentes. La mujer se viste con una especie de refajo con vistas negras, sobre una bata de puntillas y vestido de amplio vuelo. Una túnica cubre a modo de mantilla las cabezas de los desposados. Las velas encendidas que cada uno lleva en su mano derecha, son apagadas una vez concluida la bendición que imparte el sacerdote. Las candelas son guardadas con unción en señal de la indisolubilidad del matrimonio.
LA COCA Y SU ACCION:
En los Valles Calchaquíes se encuentra muy arraigada la costumbre de "coquear" o mascar hojas de coca.
Los peones no emprenden ninguna tarea sin antes hacer un "acullico" -ponerse en la boca hojas de coca-, al que de tanto en tanto "yapan" agregándose otras más. Los "coqueros", necesitan para coquear la "yisca", "jista" o "llicta", pasta compuesta por cenizas de ciertas plantas ricas en potasa, como el "ataco", "pascana" o "pucana", con un puré de papas hervidas, de color gris oscuro y de sabor salado agradable, llamada llucta en Bolivia.
Como práctica supersticiosa los pobladores mojan con saliva una hoja de coca, se la pegan en la punta de la nariz y luego dan un soplido fuerte, si cae del lado derecho es suerte y del izquierdo es desgracia.
EL MISACHICO:
Generalmente todas las familias indígenas poseen una imagen del santo de su predilección, ya sea pintada o de tallado tosco y vestimentas chillonas.
Para la fiesta del santo todos los años lo llevan en procesión al pueblo más cercano para hacerle decir misa, colocándolo en una angarilla, con toldo. Lo acompañan tocando el violín y la caja o tambor.