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Antropología en Salta

Antropología

Salta (Salta)

Dirección:

La provincia de Salta estuvo habitada por cinco pueblos principales, al oeste los apatamas o atacamas y los diaguitas pulares; al sudeste las tribus mataraes y guacaraes de los tonocotes; al este los vilelas y, en la región del chaco salteño, los chiriguanos.

LOS ATACAMAS O APATAMAS: 
Habitaban la región puneña argentina entre Jujuy y Catamarca, extendiéndose hacia Chile y Bolivia.
Eran un pueblo de agricultores que cultivaban el maíz, la papa y la quinoa; guardaban sus cosechas en las concavidades de las barrancas, que luego tapiaban. Conjuntamente, se dedicaban a la cría de llamas, que utilizaban tanto por su lana y carne como para animales de transporte; su economía se completaba con el tráfico, especialmente de sal.
Las viviendas eran de piedra, con base rectangular y techo a un agua, de paja y barro. La vestimenta era la túnica corta andina (uncu) tejida a veces en finísima lana de llama o vicuña y en otras con fibras vegetales muy toscas.
Se agregaban mantas o ponchos, adornados con motivos geométricos y fajas (chumpis). Como calzado llevaban ojotas de cuero o paja trenzada. Como adornos, collares de turquesa y sodalita, alfileres de hueso o metal, vinchas, diademas de plumas, etc. Se deformaban la cabeza en forma tabular erecta.
Las armas principales eran el arco y flechas con punta de piedra pedunculada; además, mazas con cabeza redonda de piedra.
La cerámica varía según las regiones y va desde una bastante pobre a otra sumamente fina y delgada, de color negro brillante, obtenido mediante el uso del grafito.
El labrado en madera también estaba muy desarrollado, al igual que la talla y pirograbado de calabazas, el tejido y la metalurgia del cobre, bronce, oro y plata. El trabajo en piedra, en cambio, era más bien pobre.
No se conoce nada de su organización familiar, social y creencias religiosas.
El vestido en los hombres consistía en un delantal de plumas de ñandú, a veces con collares de lo mismo cubriendo el pecho. Usaban mantos de plumas y de lana, las mujeres vestían una falda no muy larga de lana y una manta que les cubría el busto. Las mantas llevaban adornos hechos con huesos de ala de buitre.
Las armas eran el arco y flechas envenenadas y la macana.
Sus industrias eran el tejido en telar, los trabajos con plumas, la cestería, una cerámica de muy alta calidad y la metalurgia.
En el territorio de estos pueblos son sumamente abundantes las urnas funerarias, bellamente pintadas.

LOS VILELAS: 
Lo poco que se sabe de este pueblo es que cultivaban la tierra, en particular maíz, porotos y zapallos; criaban ovejas y se vestían con su lana.
Algunos grupos, sin embargo, se mantenían con la caza y la recolección de frutos silvestres.
Sus viviendas eran grandes chozas colectivas, que tenían tantas puertas como familias vivían en ellas. Las aldeas eran grandes.
Elaboraban una alfarería no muy desarrollada.
El cacicazgo era hereditario.

LOS CHIRIGUANOS: 
Son un pueblo de raza guaraní, procedente del Brasil que, en el siglo XVI emprendió una invasión al imperio incaico. Fueron vencidos por el general Yasca, enviado por el inca Huayba Capac y volvieron en parte al Paraguay y al Brasil.
Un grupo de ellos se quedó en Bolivia, ocupando actualmente la región al oeste de Santa Cruz de la Sierra y parte del Chaco Salteño.
En esta región estos pueblos dominaron a una serie de pueblos preexistentes, especialmente a los chanés y a algunos grupos matacos. En la actualidad suman alrededor de 30.000 individuos divididos entre los dos países.

LOS DIAGUITAS: 
Conjunto de pueblos, sin unidad racial, que ocuparon todo el noroeste argentino y que fueron los más desarrollados entre los antiguos pobladores de nuestro territorio.
No constituía una unidad política ni cultural, sino una serie de núcleos en cuya cultura notamos distintos grados de desarrollo, distribuidos en una serie de tribus y ayllus, cada cual con sus caciques independientes. Todos estos pueblos habían sido dominados por la expansión incaica a mediados del siglo XV La base absoluta de su economía era la agricultura, altamente desarrollada, con cultivo del maíz, porotos, zapallos, quinoa, papa, etc., cultivados en andenes, con irrigación artificial, cuya eficacia fue tal que la utilizaron los españoles y en parte sigue usándose en la actualidad. Al mismo tiempo se criaban llamas.
Practicaban la caza y la recolección de frutos silvestres, especialmente la algarroba, que guardaban en sitios subterráneos y servía para hacer aloja, chicha y panes de patay.
La vivienda eran ranchos cuadrangulares de piedra o quincha (ramas y barro), según las regiones; el techo era generalmente a dos aguas. Se agrupaban formando poblados que frecuentemente tenían un lugar bajo de vivienda común y otro alto, en un cerro inmediato, donde las habitaciones estaban rodeadas de un muro defensivo de piedra. En su mayor parte, estas poblaciones altas fortificadas -pucarás- datan del período del dominio incaico.
La vestimenta básica era la túnica o camiseta andina, en este caso más larga que en otros pueblos. Llegaba hasta los tobillos y era atada a la cintura por una faja; era de lana tejida en telar y adornada con motivos geométricos.
Las mujeres solteras usaban ropas de colores vivos y las casadas en tonos pardos. Usaban el cabello largo, suelto en algunas tribus y en otras formando varias trenzas que a veces se recogían sobre la cabeza. Como calzado usaban ojotas o sandalias de cuero. Como adornos usaban diademas de plumas, vinchas de oro, cobre y bronce, brazaletes, prendedores, aros y pectorales de los mismos metales. Era común la pintura del rostro.
Para el traslado de los principales caciques usaban la litera. Las llamas eran utilizadas como animal de carga.
Las armas eran el arco y flecha con puntas de piedra, lanzas cortas, mazas y propulsores. Conocían el uso del telar. La cerámica estaba muy desarrollada, con piezas pintadas en dos y tres colores. También tenían una excelente cestetería. La metalurgia estaba muy avanzada, con uso del cobre, bronce, oro y plata con los que hacían adornos y cuchillos en forma de T, hachas, puntas de flechas, etc.
La familia era polígama. Las tribus estaban comandadas por caciques, que eran también los jefes de guerra. El cacicazgo era hereditario por línea paterna.
Adoraban al sol, al trueno y al rayo. Practicaban sacrificios de animales y ocasionalmente, humanos.
Las prácticas funerarias eran muy variadas. En todo su territorio son abundantísimos los hallazgos de urnas funerarias de niños, que parecen corresponder a sacrificios de infantes.

LOS TONOCOTES O JURIES: 
Eran un pueblo sedentario, con una cultura avanzada de la Edad de Bronce.
Su economía se basaba en la agricultura, con un sistema similar al de los antiguos egipcios, esto es aprovechando las inundaciones anuales de los ríos, con cultivo de maíz, quinoa, porotos y zapallos a la vez que criaban llamas y ñandúes. Completaban ésto con la caza, pesca con flechas y redes y la recolección de la algarroba, con la que elaboraban panes de patay y bebidas alcohólicas, el chañar, tunas, pasacanas, miel silvestre, grana y añil.
Las viviendas eran chozas redondas o cuadrangulares de ramas con techo a dos aguas y se agrupaban formando pueblos rodeados de empalizadas.