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En La Rioja se festeja el carnaval con "la chaya", voz quechua que significa rociar, mojar, a manera de festejo. Es una de las fiestas más típicas y originales de los pueblos montañeses.
El carnaval está representado por el "pukllay" o "pujllay" (en quechua: jugar, retozar), divinidad indígena que preside la alegría de los hulmides. Es un muñeco de tamaño natural, fabricado con trapo o paja y vestido payasescamente.
El pujllay nace con el carnaval, mantiene su apogeo durante tres días y muere al domingo siguiente. Es en el "entierro del pujllay" cuando se celebra la ceremonia más viva de este antiguo rito.
Su advenimiento se celebra en la casa donde se viste al fantoche, con libaciones y "vidalitas chayeras", al ritmo del "tambor" o "caja chayera".
Grupos o "pacotas" de chayeros recorren las calles y en cada casa de las familias amigas, son convidados con vino o aloja (que se extrae de la cosecha de la algarroba).
Otra de las ceremonias, es la "coronación" o "topamiento", que se efectúa preferentemente el "domingo del pujllay" o domingo de entierro.
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